Ya llegó el viernes. Mañana me incorporo a la academia de nuevo y esto ya supondrá la entrada definitiva en la burbuja.
El balance de la semana ha sido bueno, la verdad, aunque hoy lo he estropeado un poco. Todos los días he estudiado mis 10 horitas, he hecho mi deporte, todo muy bien, estoy satisfecha con mi rendimiento y espero seguir así. Hoy es que he quedado a comer con una amiga y al final se nos ha ido de las manos y he llegado hace poquito a casa, con lo que he perdido unas horitas de estudio. Pero bueno, hacía mucho que no veía a esta amiga y ha merecido la pena. Mañana por la tarde recuperaré las horas que he perdido hoy y ya está.
El caso es que a esta amiga la conocí en el primer trabajo que tuve. Ella sigue trabajando en el mismo sitio y, como le venía mejor quedar por la zona y a mí me daba un poco igual, pues fui para allá. Y claro, no fue casualidad encontrarme con el primer jefe que tuve. La verdad es que me hizo ilusión verle y yo creo que él se alegró mucho también.
Pero lo divertido fue soportar una vez más la típica conversación:
J=Jefe.
PO=Pobre Opositora.
J: "Bueno, ¿y a qué te dedicas ahora?".
PO: "Pues estoy preparándome unas oposiciones".
J pone cara de espanto e incredulidad.
J: ¡¡¿Quieres ser funcionaria?!!!
PO: "Pues la verdad es que sí" xDDD
J: "Ah bueno ..... En fin, sí ... ejem... bueno, con eso tendrías trabajo para toda la vida ... o eso dicen".
xDDD Mi frase favorita ha sido el "o eso dicen". En fin, lo bueno es que he comprobado que este tipo de conversaciones ya no me afectan como al principio. Aunque sí te queda una sensación de "¿por qué todo el mundo piensa que estoy loca por hacer esto?"
Recuerdo cuando me encontré a una jefa que tuve en mi segundo y último trabajo. La conversación fue así:
J: "¡¡¡Cuánto tiempo!!! Qué alegría!! ¿Y qué estás haciendo ahora?"
PO: "Pues estoy preparando unas oposiciones así que estudiando mucho!!"
J, de nuevo, pone cara de espanto e incredulidad.
J: "¡¿Pero por qué?! Pero vuélvete a la empresa, yo hablo con J++ y vuelves de inmediato".
PO: "No, no, gracias, de verdad, me hace mucha ilusión que contéis conmigo pero es que de verdad quiero conseguir esto, no es un capricho".
De nuevo, cara de incredulidad.
La conclusión que saco es que tienes que estar muy seguro de lo que quieres para que este tipo de cosas no te afecten. Es una prueba más que tienen que pasar los opositores, es decir, además de la presión psicológica que, de por sí, sufren, tienen que soportar una presión extra con estas reacciones de incredulidad por parte del entorno.
Después de estos encuentros no queda más remedio que sonreir, pasar el trago, volver a casa, sacar los apuntes y continuar peleando por conseguir lo que uno quiere.
Je, ni caso, ya les pondrás tú cara de incredulidad cuando seas funcionaria y ellos te sigan contando que hacen jornadas de n horas (siendo n un número muy gordo) y que no les pagan las horas extras... De todas formas esa reacción es normal, no todo el mundo está preparado psicológicamente para enfrentarse al infierno de las oposiciones, ya sabes que los opositores estamos hechos de otra pasta... mucho ánimo con la semana y que sea al menos tan provechosa como la anterior!
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