Previsión Meteorológica: "Sol a partir del miércoles"

Vaya semanita llevamos. El día consiste en Tormentaza-Sol-Tormentaza-Sol-Tormentaza-Sol y así constantemente. Y, casualidades de la vida, mi estado de ánimo está igual. A ratos estoy optimista y a ratos se me pone en el hombro un Nosferatu pequeñito que me dice “¿y si no lo consigues?”, “¿y si cuando todo parece ser más fácil que el año pasado, cometes algún error y suspendes?”.

En esos momentos me siento tan mal ... Afortunadamente espanto al Nosferatu con “¡Quita bicho!” y vuelve a salir el sol durante otro rato.

En cuanto a mi rendimiento, no tiene nada que ver con el de la semana pasada. ¡Estoy estudiando a tope! Ya le he dado una primera vuelta a más de la mitad del temario y me ha dado tiempo a rehacer los resúmenes englobando temas que están relacionados y ampliar temario en función de lo que veo en los tests y también combinando los temas con el temario de la oposición del grupo A2, que es parecido al de mi oposición pero un poco más técnico.

Esto está siendo muy útil porque a veces nos incluyen preguntas de test del temario de la oposición de grupo A2 y, además, como también pretendo presentarme a esa oposición, así voy estudiándolas en paralelo.

Esta es una de las ventajas del segundo año. Como me conozco ya la longitud de cada tema, los temas que están relacionados entre sí ... etc, me es mucho más fácil planificarme y agrupar temas. Algo bueno tenía que tener el segundo año :-)

Lo perfecto habría sido añadir a esas ventajas del segundo año la superación de los miedos y las inseguridades. Mira que lo intento y, bueno, reconozco que he avanzado y que voy con más ambición que el año pasado, pero aún así tengo momentos de debilidad.

Voy a contar un ejemplo para poder recordar dentro de muchos años hasta qué punto llegaban mis paranoias.

Durante el año pasado estuve viendo muchas series en inglés para practicar mi segundo examen. Entre las series que descubrí estaba “Glee”. “Glee” es una serie que, o te encanta, o te horroriza xDDD Si no te gustan los musicales es recomendable que no pierdas ni un minuto con ella, pero como a mí me encantan, empecé a verla e, inevitablemente, me enganché.

[Alerta Spoiler]

Bueno, pues ayer vi el último capítulo de la segunda temporada. Una de las cosas que me gusta mucho de la serie es que es completamente impredecible. Pues bien, resulta que al final de la primera temporada se presentan al Campeonato Nacional de coros y, ante todo pronóstico, ¡pierden! Me hizo gracia el contraste, porque en estas cosas siempre suelen ganar al final y todo es muy bonito y muy rosa y muy mundo-piruleta.

Total, que durante la segunda temporada, los chicos del Glee Club se estuvieron esforzando como nunca con la vista puesta en el siguiente Campeonato Nacional, al que finalmente llegan en el último capítulo de la segunda temporada, con mucha más fuerza que el año anterior y con muchas más posibilidades de ganar.

Yo daba por hecho que iban a ganar, estaba cantado. Bueno, increíble, ¡volvieron a perder! Pero aún peor, porque en su primer intento quedaron segundos pero ahora ni siquiera quedaron entre los 10 primeros ...

Es fácil intuir qué similitudes encontré rápidamente con mi caso. Y me entró una paranoia tipo: “Es una señal. El destino me está avisando de que voy a fracasar en mi segundo intento. Me voy a quedar a las puertas como los de Glee”. Vale, leído ahora parece una chorrada pero con lo lunática que me he vuelto, menudo disgusto me llevé xDDD

Bueno, al final intenté ignorar el pensamiento negativo y centrarme en la última escena del capítulo, en la que los chicos del coro “celebran” la posición que han conseguido y en la que una de las protagonistas dice: “Siento en mi corazón que tendremos otra oportunidad de ganar el Campeonato Nacional el año que viene”.

Una vez más logran levantarse y ¿qué consiguen? Bueno, como mínimo rodar una tercera temporada de Glee, que no es moco de pavo xDDD Pero, hablando en serio, consiguen aprender de sus errores y seguir esforzándose por conseguirlo. Como me dijo mi padre: “Con esfuerzo, todo en la vida se consigue”.

Así que este va a ser el último pensamiento que le dedique a la posibilidad de suspender este año: si eso pasa, me levantaré y seguiré intentándolo. Lo que sí haré será compaginarlo con un trabajo porque me muero de ganas por trabajar (alguna vez me arrepentiré de esta frase, pero es lo que siento) y no aguantaría un año más dedicada full time a esto. En un tercer año necesitaría menos tiempo para estudiar y podría hacerlo trabajando a la vez. Pero desde luego lo que no será es el fin del mundo.

Y hasta aquí llegan los pensamientos sobre la mera existencia de esa posibilidad porque, a partir de ahora, lo que cuenta es que voy a poner todo de mi parte para que ese tercer año no llegue. Se acabaron los pensamientos negativos. ¡Habrá sol a partir del miércoles!

Venga, qué mejor forma de terminar la entrada que con una de las actuaciones de “Glee” que, encima, me viene que ni pintada: Don't Stop Believing, hold on to that feeling!!!